La gente que me conoce
sabe lo mucho que me gusta mi trabajo, que lo hago con especial
dedicación, que lo compagino con mi labor de madre y ama de casa,
que llevo veinte años y me parecen que han pasado veinte días, que
amo a vuestros niños y que gusta mucho vestirlos y verlos
superguapos, que creo que juego a los muñecos. Chicas, mi trabajo me
hace muy feliz. Pero voy a decir algo, es un pensamiento en voz alta,
a lo mejor por no tener la cabeza parada.
Creo que nuestros
negocios no llevan buen camino, y corren peligro de morir poco a
poco. Empezamos con la crisis dichosa, que ya la llevamos arrastrando
mucho tiempo, y ya que empezábamos a darle forma otra vez y
seriedad, le echamos tierra encima, empezando con los descuentos cada
vez mas pronto. Este año 2015 a mediados de octubre ya te
encontrabas rebajas anunciadas a bombo y platillo (en marcas
millonarias, en franquicias, o en pequeñas tiendas como la nuestra). ¡Pero
si no nos ha dado tiempo a vender lo que tenemos en la tienda!
Acabamos de quitar las rebajas de verano en septiembre, y aquí por
el sur, ya veis, ha hecho calor hasta hace dos días. Yo estaba
rezándole a todos los santos para que bajasen las temperaturas,
pidiéndoles hasta que nevase en Almería, y por fin ha asomado el
frío, estoy como una niña con muñecos nuevos, sacando mis abrigos,
gorros, conjuntos de lana, saquitos... con toda mi ilusión
preparando mi temporada de invierno -que debería empezar ahora-. Y
pienso “ya me queda menos para terminar de pagar y empezar a
ahorrar para pagar la campaña de verano, que comienza en enero”...,
pero cómo voy a terminar si la hemos matado antes de empezar.
Todos compramos a los
mismos precios, tenemos los mismos giros bancarios más o menos. Y si
ponemos descuentos a mediados de octubre, ¿cómo vamos a pagar? Si
nuestra ganancia ya no la tenemos. Si antes de vender ya ponemos “el
30%” , o “el 2x1”, creyendo que así vamos a vender más,
estamos muy equivocados: No vamos a vender más. Lo que no tendremos
es para pagar la mercancía, ni los gastos de la tienda, ni los IVAs,
ni los seguros... nos faltará dinero por todas partes. Yo entiendo
que los pagos asfixian, y a veces ponen nerviosos, y nos planteamos
tomar posturas drásticas (en estos años una ya ha pasado por todo).
Pero tenemos que aprender -y yo también- a hacer las cosas con
cabeza, hacer nuestros estudios de compras. Si hay que comprar menos,
pues se compra menos, y lo que saquemos adelante con nuestro trabajo
y constancia, pues es nuestro. Es muy triste tener un trabajo al que
dedicas tantas horas, y que encima tengas que poner dinero al final (tus
ahorros), o acabes con la tienda llena de créditos por salir del
pozo.
Si fuésemos un poco más
pacientes, y le diéramos un poco de seriedad a nuestro trabajo,
empezaríamos a levantar cabeza. A alguna no le leyeron el cuento de
La gallina de los huevos de oro, ni escuchó a su abuela decir lo de
“esto es pan para hoy y hambre para mañana”. Así que,
fabricantes, representantes y compañeras del gremio: si no nos
unimos y no somos capaces de mirar un poco más allá, y hacer las
cosas con cabeza, y no actuamos con un poco más de sentido común
nuestros trabajos se irán al traste, tendremos un negocio de
pacotilla y nadie nos tomará en serio. Las tiendas (y no sólo me
refiero ahora a las de ropa infantil) serán un ir y venir de
negocios diferentes sin afianzamiento alguno.
Tener la suerte de
trabajar en lo que te gusta es una maravilla. Aprovechémoslo. Y las
que habéis empezado nuevas, haceos un sitio dando seriedad y respeto
a vuestro negocio, tened paciencia, que para restar siempre hay
ocasión. El sol sale para todo el mundo, y remando en la misma
dirección tendremos más fuerza para hacer de nuestro trabajo un
trabajo digno y poder vivir de él.