Contador de agua

He estado varias veces para contar la historia del contador (ja, vaya frase), pero lo he ido dejando. Ahí va.

Resulta que allá por el mes de marzo 2014 nos robaron el contador de agua y tuvimos que poner uno nuevo. Al parecer los cacos hicieron "ricia" en unos cuantos sitios de los alrededores. Menos mal que contamos con un buen seguro, que aunque lo ideal es no tener que usarlo nunca, cuando ves que funciona bien descansas. Y todo volvió a la normalidad tras unos días de "secano".

Pero es que el mes pasado otra vez repetimos, se ve que le han cogido el gustillo a la zona. Y por lo visto la finalidad de estos robos -según nos cuenta la policía- es únicamente para vender al peso las piezas de metal, como cuando les da por llevarse en otras zonas las tapas de alcantarillado. El caso es que entre denuncias, compañía de agua, seguros, etc., todavía seguimos sin agua. Menos mal que La Canastilla no es un bar o algo de eso, y con las garrafas que vamos trayendo de casa nos apañamos para fregar y para el aseo. Bueno, y también con el agua que suelta el aire acondicionado. 

Esto fue en primavera; como la puerta era metálica, también la arrancaron para llevársela

Y ésta, la de julio. Aquí el destrozo fue menor, puesto que nos habían cambiado la puertezuela de metal por una de plástico. ¿Tendremos los contadores de plástico en breve?

Lo más gracioso (ya me entendéis) es que, mientras el agua vuelve al grifo, nos echamos unas cuantas semanitas sin ella (desde aquí gracias a nuestros vecinas Pepa de "La tiendecilla", Azucena de "La Nave Blanca" y a Antonio del Bar Las Tiendas, que nos han permitido cogerles el cubito de agua de urgencias....). Pero lo peor, como fácilmente puede imaginarse, es cuando no puedes usar el aseo. Algunas noches llegaba corriendo a la casa, quitándoles el sitio a mis niños, en plan "urgenciaaaa, déjenme pasooo!!". Si ahora, metidos en verano, en la tienda no bebo ni agua para que no me den ganas de ir al aseo!! Y mi pobre Malena, qué penita me da, que parece que la tengo trabajando "en condiciones infrahumanas", como solemos decir de broma.

Pero lo cierto es que no puedo quejarme porque hay quien me da lecciones. Y es que en medio de todo esto, tenía a final de curso -y aún ahora- a mis niños haciendo los deberes del colegio en mitad del trasiego de la tienda. Como digo yo, "qué lástima, dónde estará su madre?", pero el grandecito está acostumbrado, es casi como el salón de su casa (o sin casi), porque tiene buena concentración.

Ahí lo tenéis, "levantando España", ja ja, con su cuaderno ¡¡...y con su botellita de agua!!